Los aplomos en los caballos de carrera
la base invisible del rendimiento
SALUD


Quien observa una carrera de caballos suele fijarse en la velocidad, en la fuerza del galope y en la energía con que los ejemplares atraviesan la pista. Sin embargo, detrás de ese espectáculo hay un detalle mucho menos visible pero igual de determinante: los aplomos.
Los aplomos son la forma en que las patas del caballo se alinean en relación con su cuerpo. Dicho de manera simple, es la postura natural de las extremidades cuando el animal está de pie o en movimiento. Y aunque pueda parecer un aspecto secundario, los aplomos determinan cómo se distribuye el peso, cómo se absorben los impactos y hasta qué tan resistente será un caballo a lo largo de su vida deportiva.
Qué son los aplomos
Los aplomos hacen referencia a la conformación y alineación de las extremidades del caballo, tanto delanteras como traseras. Un aplomo correcto es aquel en que las patas caen rectas, formando una columna armoniosa desde el hombro o la cadera hasta el casco.
Cuando esa alineación se altera, hablamos de aplomos defectuosos. Estos pueden ser más o menos evidentes, y aunque algunos no afectan demasiado al rendimiento, otros predisponen a lesiones y limitan la eficiencia del movimiento.
Cómo se evalúan los aplomos
La observación de los aplomos se realiza sobre una superficie plana, con el caballo relajado y en posición cuadrada. Los veterinarios y entrenadores suelen revisarlos desde diferentes ángulos:
* Vista frontal (delantera): permite ver si las manos (patas delanteras) se alinean correctamente o si los cascos apuntan hacia adentro o hacia afuera.
* Vista lateral (delantera): muestra si la rodilla está bien posicionada o si aparece adelantada (remetida) o atrasada.
* Vista posterior (trasera): revela si los corvejones están paralelos o si se juntan hacia adentro (en vaca) o se abren hacia afuera.
* Vista lateral (trasera): evalúa la angulación del corvejón, que puede ser recta, acampanada o correcta.
* En movimiento: el caballo se observa al paso y al trote para identificar desviaciones en la trayectoria de los cascos.
Este análisis, que puede parecer muy técnico, en realidad es un método sencillo que permite anticipar problemas de rendimiento y salud.
Tipos de aplomos más frecuentes
En los miembros anteriores se distinguen:
* Correcto: patas rectas, cascos alineados.
* Pies hacia adentro (toe-in): cascos apuntan hacia dentro; suelen hacer movimientos circulares hacia afuera al correr.
* Pies hacia afuera (toe-out): cascos girados hacia afuera; el tranco tiende a cruzarse.
* Remetido de rodillas (over at the knee): rodillas levemente adelantadas, lo que protege tendones pero puede restar fuerza.
* Rodilla atrás (calf-knee): rodillas retrasadas, predisponen a lesiones en carpos.
En los miembros posteriores se observan:
* Correcto: patas alineadas en vertical.
* Corvejones hacia dentro (cow-hocked): corvejones se acercan y los cascos se abren; da potencia pero sobrecarga ligamentos.
* Corvejones hacia fuera (bow-legged): lo contrario, menos eficiente y más predisposición a lesiones.
* Corvejones rectos (post-legged): poca flexión, mayor riesgo de artritis.
* Corvejones acampanados (sickle-hocked): excesiva flexión bajo el cuerpo; fuerte impulso pero alta tensión en tendones.
Ventajas y desventajas
El aplomo correcto es siempre el ideal: asegura un reparto equilibrado del peso y del impacto en cada zancada, reduce riesgos de lesiones y mejora la eficiencia de la carrera.
Los aplomos defectuosos, en cambio, pueden tener consecuencias:
* Sobrecarga de articulaciones o tendones.
* Mayor riesgo de cojeras crónicas.
* Desgaste desigual de los cascos.
* Movimientos menos eficientes.
Aun así, algunos defectos leves no son necesariamente determinantes. De hecho, hay caballos con aplomos imperfectos que han logrado campañas exitosas gracias a su fortaleza física y buen manejo.
La importancia para criadores y entrenadores
En la crianza, los aplomos son un criterio clave de selección. Un potrillo con aplomos correctos tendrá más probabilidades de convertirse en un atleta duradero. En el entrenamiento, la observación constante permite detectar cambios, ajustar el herraje o modificar cargas de trabajo.
Incluso el herrador juega un rol fundamental: mediante recortes y herrajes correctivos puede compensar desviaciones leves y mejorar la funcionalidad del aplomo.
Un factor silencioso pero decisivo
A diferencia de la velocidad o la resistencia, los aplomos no se ven en la pista a simple vista. Pero cada zancada, cada apoyo y cada curva dependen de ellos. Un caballo con aplomos correctos puede correr más tiempo, lesionarse menos y prolongar su vida deportiva.
En el turf, donde la diferencia entre ganar y perder puede ser cuestión de centímetros, cuidar la base anatómica del caballo no es un detalle: es una estrategia.
Los aplomos son la arquitectura invisible del rendimiento equino. No atraen titulares ni aplausos, pero sostienen la grandeza de cada caballo que cruza la meta.
Para criadores, entrenadores y aficionados, entenderlos es abrir una ventana al corazón mismo del turf: allí donde la anatomía, la genética y el cuidado diario se combinan para dar forma a un atleta extraordinario.
Fuentes:
Adams, O. R. & Stashak, T. S. (2011). Adams and Stashak’s Lameness in Horses*. Wiley-Blackwell.
Dyson, S. (2010). Diagnosis and Management of Lameness in the Horse*. Elsevier.
Merck Veterinary Manual. Conformation and Lameness in Horses*.


